lunes, 24 de septiembre de 2012

Eterno verano


No. Ya no se vuelve a empezar otra vez. “Ni zapatos ni libros” ni ese olor inconfundible a Educación. Olor a clases y sabor a compañeros. Dieciocho septiembres hemos “vuelto al cole” con más pena que alegría porque la piscina se secaba y el cuento estival se acababa. Este año el verano dura eternamente. Sí, miles de estudiantes acabaron sus carreras y se cruzan de brazos esperando a que llegue ese primer trabajo que los sueños prometían conceder una vez superada la Universidad. Creo que esta vez el verano durará demasiado. Será frío –aunque con pocas lluvias- y enlazará con el siguiente. Pero este no es el concepto que teníamos de vacaciones. Entonces le llamaremos Pesimismo. Sí, así será. El pesimismo acogerá a los recién licenciados de España.

Con una cifra que se acerca vertiginosamente a los cinco millones de parados, con españoles formados, con idiomas y experiencia, las listas del INEM no reclamarán a aquellos que aun no han contactado con el mundo laboral. Hay donde elegir, y los jóvenes ocupan la cola. Dicen que es la generación más preparada. Preparada para salir corriendo diría yo. Con el tiempo suficiente para coger una maleta, echar dos o tres cosas –fuerza, coraje y tal vez ilusión- y plantarte en otro país para acabar poniendo copas, cuidando niños o haciendo camas en un hotel, mientras esperas con paciencia a que el primer trabajo llegue en medio de la subida del IVA, los desahucios, las huelgas generales, las promesas de Rajoy y la intervención de Alemania.


Hace unos días una joven –que preparaba las cosas para comenzar su primer año de Periodismo en Madrid- hablaba de la ilusión de empezar a formarse en aquello a lo que quieres dedicar el resto de tu vida, a quien das tu compromiso como si de un matrimonio se tratara, y de quien más vale no te divorcies –o te divorcien- o estarás acabado. Piso, facultad y compañeros. Todo a estrenar. También pintadas reivindicativas y huelgas por doquier debido a los recortes. Aunque eso por desgracia no lo estrenan. La ilusión de ser periodista desde pequeña le ha puesto una venda en los ojos y no le permite ver que en el último año 8.000 compañeros fueron a la calle. Que las redacciones se desinflan cada vez más para engrosar las listas del paro. Y que la verdad cae del precipicio una y otra vez desde que es negocio. Me habría acercado a esa niña –que relataba con los ojos chispeantes su nueva aventura- y le habría dicho que al salir de la facultad una fuerte hostia le sacudiría la cara y los castillos de naipe que construye se quedarían en arena. Pero entonces pensé en qué haría yo si volviera a empezarla etapa universitaria y sonreí resignada. Estudiaría esta profesión una y otra vez. Como la dependencia de un amor y el compromiso que se le jura ante iglesias o juzgados. Pasaría por esa facultad donde idealizan la objetividad una y otra vez. Al fin y al cabo, alguien tendrá que seguir haciendo PERIODISMO. -No digo que yo vaya a hacerlo-



domingo, 23 de septiembre de 2012

Cómo empezar


No prometo objetividad, ni imparcialidad, ni rigor. Ni siquiera prometo decir la verdad. Pero prometo hacerlo lo mejor que pueda. Un día me dije que quería ser periodista, y aquí estoy, intentándolo.
Aviso al navegante: puedo ser "insistente" con aquello con lo que me comprometo.
Un saludo para todo el que lo lea.